También mi Faraón pronunciaba palabras que eran anteriores y posteriores al tiempo Como no logró entender que sus dioses habían alcanzado el ocaso seguía al frente de un imperio que ya había sido ajusticiado por langostas y piojos
También mi Fürher levantaba el sol con la palma de una mano por la mañana Luego lo bajaba con la otra mano para iniciar la noche y seguía liderando un imperio que era imperio en su tálamo mediodorsal pero escombros al otro lado de la ventana
Si bien es cierto que el crujir de sus dientes y de sus nudillos se expande incluso más allá de los 21 mil kilómetros cuadrados
no se emocione mi Don
nuestra finca no es un imperio
y el hambre no cesa
ni las plagas terminan
por la santa gracia de los espejismos que se levantan de sus manos y de su lengua.