Con unos cheros hemos guardado nuestro tesoro en varios lugares.
Tenemos unas cuentas en bancos nacionales,
unas en el extranjero.
Unos milloncitos por aquí,
unos milloncitos en algunos paraísos fiscales.
Pero hay malas lenguas que nos acusan de actividades sospechosas.
Así que para asegurar que no congelarán nuestros dólares,
y para evitar otras sanciones,
mejor encriptaremos el fruto de nuestras sombras.
Con unos cheros estamos dispuestos a pagar algunos fees para no perderlo todo.
Con unos cheros incluso recibiremos aplausos,
y a los que ladren,
les recuerdo que también están incluidos entre los bienes de la finca nuestra,
la finca que seguiremos empeñando con las facilidades más novedosas del mercado
Venga amor,
le tenemos ríos
Venga amor, le tenemos madera
Venga amor,
le tenemos sangre.
Venga amor,
si bien es cierto que nos falta liquidez,
aquí nos sobran espejismos.
Aunque hay buenas lenguas que dirán que estamos dando cátedra a todas las naciones,
si unos aplauden,
si unos ladran,
esos no importan;
nuestras divisas ocultas entre los unos y entre los ceros brillarán como cuando fueron líneas blancas trazadas entre los cristales.
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