Durante los cierres de campaña, tanto del FMLN como de ARENA, se midió la capacidad de movilización que ambos partidos tuvieron para cada evento, y esto, es hasta cierto punto un preámbulo de los resultados que acontecerán el próximo 15 de marzo, pero no es necesariamente una variable directamente proporcional a la cantidad de votos que puede obtener cada uno de los partidos en contienda; pues la asistencia masiva a la calle Juan Pablo segundo para escuchar a Funes, y la asistencia masiva al estadio Cuscatlán para escuchar a Ávila, fueron sin duda una muestra de la capacidad para reunir a la militancia y simpatizantes con la que cuentan los liderazgos de cada partido; es decir, que en ambos cierres, lo que no se pudo apreciar, es el apoyo que los ciudadanos sin militancia política que votarán, pues está claro, que hay personas que no se ponen la camiseta de ninguno de los partidos, y estas son personas que no incluirán en sus agendas la asistencia a un mitin político, pero que si asistirán a las urnas para elegir al partido que estará a cargo del Poder Ejecutivo. Y es por eso, que los que tienen actitudes victoriosas para el próximo domingo, deben tomar en cuenta que las elecciones se decidirán en las urnas, y no por el número de cuadras o por la cantidad de graderías cubiertas durante los cierres formales. Lo que no se discute, es que como estrategia moral para mantener alegre a la militancia, sí fue necesario cada uno de los eventos, y de hecho, parece que hasta cierto punto ambo fueron efectivos. Pero, según parece, el cierre del FMLN ha sido el que mayor relevancia ha tenido, pues el FMLN innovó con el evento que realizó el sábado, mientras que ARENA repitió lo que ya antes habían hecho tanto ellos como sus rivales: llenar el estadio Cuscatlán.
Los cierres, no puede dejarse de señalar, tienen carácter simbólico, y no efectividad real; pues ni la propaganda termina aún en lo que respecta a pedir el voto, como también en lo que respecta a impedirlo. Y no terminará la campaña disfrazada de noticia, pues no es un secreto que existen compromisos ideológicos y políticos entre líneas editoriales y partidos. Por eso, es que no hay que dejarse sorprender por la gran presencia de propagandistas disfrazados de analistas o comentaristas que realizan una labor más encaminada al adoctrinamiento que a la opinión. Es increíble, darse cuenta que la campaña fue tan larga, tan vacía y tan ajena a nuestras fronteras; es triste ver que los candidatos no pasaron de acusaciones mutuas, y que lo que prevaleció, fue una lucha intensa para conquistar el Poder; pero no, una lucha encaminada a fortalecer la gobernabilidad.
Los cierres, no puede dejarse de señalar, tienen carácter simbólico, y no efectividad real; pues ni la propaganda termina aún en lo que respecta a pedir el voto, como también en lo que respecta a impedirlo. Y no terminará la campaña disfrazada de noticia, pues no es un secreto que existen compromisos ideológicos y políticos entre líneas editoriales y partidos. Por eso, es que no hay que dejarse sorprender por la gran presencia de propagandistas disfrazados de analistas o comentaristas que realizan una labor más encaminada al adoctrinamiento que a la opinión. Es increíble, darse cuenta que la campaña fue tan larga, tan vacía y tan ajena a nuestras fronteras; es triste ver que los candidatos no pasaron de acusaciones mutuas, y que lo que prevaleció, fue una lucha intensa para conquistar el Poder; pero no, una lucha encaminada a fortalecer la gobernabilidad.
2 comentarios:
Mi buen Santiago:
Como ya había dicho antes, al terminar la propaganda me sientí más venezolano arrepentido que salvadoreño dispuesto a votar. Cochina, cochinísima, y Funes, después, pidiendo humildemente el voto, qué es eso!
Claro, eso de "más venezolano arrepentido que salvadoreño dispuesto a votar" me encanta, no por ser bonito, sino por que lo creo acertado.
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