jueves, noviembre 20, 2014

Ayotzinapa B612

Algunos no entenderán si les dices faltan cuarenta y tres sombras,
faltan cuarenta y tres latidos sonando al unísono,
faltan cuarenta y tres latidos que rompían el silencio de la noche.

Algunos no entenderán si les dices faltan cuarenta y tres heraldos del fuego.
A esos quizás deberás decirles
faltan cuarenta y tres sujetos que pudieron pagar por algún producto.

Algunos verán cuarenta y tres pares de puños capaces de derribar estatuas, baobabs y muros.
A otros deberás decirles
faltan cuarenta y tres que debieron pagar algún tributo.

Hay otros a los que no podrás verlos a los ojos para decirles que falta uno. 
Hasta cuidar una flor es más fácil que decir faltan cuarenta y tres columnas vertebrales 
y eso es aún más fácil que decir: falta una luz prendida durante toda la noche.
 
Pero no importa lo que vea o lo que entienda cada uno.
Yo no estaba triste el día que vi el sol  ponerse cuarenta y tres veces.
Yo estoy odiando desde ese día que vi el sol ponerse cuarenta y tres veces en Iguala.

Yo no quiero una rosa, ni corderos, ni aves migratorias. 
Desde ese día, yo mismo falto cuarenta y tres veces

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