miércoles, agosto 17, 2011

Fliz Qmple

Durante muchas ocasiones hablamos sobre tantas cosas de matemática, y mirá cabrón que hasta ahora me doy cuenta que Fermat y vos nacieron el mismo día. Con unos tres siglos y medio de diferencia claro . Y el maje ese por una ecuacioncita al lado de una página y un par de cosas muy interesantes se le recuerda y se le aprecia, ya no se diga a vos que tantas horas, cigarros y sonrisas compartimos.

Se te extraña loco, un miércoles antes de que te trasladáramos del hospital a la casa, me dijiste que me tomara en serio la guitarra y sé que es posible y sé lo que me falta y sé que se puede conseguir, y es cabrón cuando se pierde al mejor amigo, al mejor maestro para el que se puede haber tocado. Hace falta tu palabra tan a la medida con esas valoraciones que sólo vos podías hacer tanto en las letras como en los sonidos, intento hacerme ese tipo de observaciones a mí mismo y a veces puedo aproximarme pero siempre hace falta oírte decir lo que tanto sobra y tanto le cuesta a uno ver y eso sí tan, tan pero tan tuyo por la alegría y el entusiasmo. Todavía me cuesta ver lo que si funciona en medio de tanto desorden de palabras, notas y días; vos lo hacías muy bien. Puta pendejo, qué lindo limpiabas los textos y las piezas, tan bien como el mejor de los escultores o como el mejor de cualquier cosa. Gracias por mi mano derecha, te la debo en gran medida y lo que le falta es muy trabajo mío; pero de vos  me queda la vocación y el amor a lo que se hace y sobre todo el amor a hacer bien las cosas.

La vida es breve, siempre lo supiste, y por eso no perdías el tiempo y lograbas hacer cosas grandes en los momentos más mínimos. Ese miércoles antes de que abandonaras la habitación 202, hablamos sobre capicúas y sobre Mahler, sobre la edición de tu último libro y no hablamos sobre la vida, pues teníamos miedo y ahora me doy cuenta que era más que evidente que la perdías, pero no queríamos eso, no queríamos que te fueras; no queríamos eso. Lo sé y ambos-y todos- lo sabemos. Pero en ese momento cuando me despedí, tus palabras me causaron interrogantes cuando me pediste que me tome en serio lo que hago, me parecieron extrañas, me invitabas a seguir estudiando pero con más compromiso, y ahora me hacen sentir felíz pues sé que te referías a que puedo dar más y lo intento, y duele no poder decirte estas mariconadas sobre las que seguramente haríamos bromas , pero sí loco, se te quiere y se te extraña siempre lo supiste y siempre lo hiciste sentir querido a uno, y lo más saludable de todo eso es que sin llegar a hacer cosas como para sentirse puto. Qué humor el tuyo, qué humor más cabrón. Me encata recordar que para los días que me robaron los celulares de forma maratónica, llegué a tu casa luego de un asalto y te pedí tu teléfono de línea para hacer una llamada pues me acababan de dejar más incomunicado de lo normal, y vos dijiste algo así como: cabrón no toques mi teléfono que me lo van a robar... qué lindo reímos esa oacasión después del mejor chiste negro en que he sido protagonista; gracias por eso y todo y ya ves aunque te molesten los puntos suspensivos como los que acabo de usar, igual los uso; no se me quita lo burro, no loco no se me quita y regularmente no los uso pero me dieron ganas.

Lo que no sé si reprocharte o agradecerte es que una semana antes de salir del hospital, me tomaste de la mano y me saludaste con tanta fuerza, y hablaste con tanta lucidez, que a pesar de lo que decían los médicos, yo regresé a mi casa con la esperanza y la convicción de que sobrevivirías; y no fue así. 

Me dan ganas de reprocharte esa esperanza, pues te fuiste y aunque en eso poco manda la voluntad humana creí que me escucharías unas obras que recién monto, y quisiera celebrar tu cumpleaños como se hacía en Los Planes de Renderos hasta antes que estos hijos de puta nos hicieran mierda el proyecto, y hasta antes de que la enfermedad se pusiera terca.

Me dan ganas de agradecerte, pues escribiste hasta los últimos momentos y fuiste amigo y padre hasta los últimos momentos y de ahí se saca una gran lección, pero como esta mierda no es fábula o algo parecido no voy a salir de pendejo diciendo: señores la moraleja es etc., etc., etc. pues esto es un post ¿o a poco y no se nota? y no me olvido que nada es más peligro que un pendejo con micrófono y ya no se diga uno con blog.

Y bueno vos, aunque no estás aquí, aquí hay cigarros - y aunque hay una ley pendeja pero pendeja como nunca nos pudimos imaginar- me iré a celebrar bajo el hermoso y lindo riesgo de romper una ley que es la pendejada de las pendejadas; claro, me chingan  si se ofende alguno de los personajes -¿pero ya mucho ocupe la misma palabra verdad? - que viven al lado; pues sé que si algo te emputaría es que en vez de celebrar tu vida, recuerde tu muerte. Y eso te emputaría más que los puntos y comas que tan raro uso, y digo raro por no decir mal, y bueno vos me entendés. Y este día,  pues bueno, este día es éste.
 
Y este día es especial, pues naciste vos y vos sí que sos grande y por eso se quiere este día, esta fecha; en esta fecha abriste los ojos por primera vez, y esos ojos- y me vale si parezco puto- es agradable recordarlos.