martes, septiembre 15, 2020

Proclama

Cuando era estudiante de Profesorado en Matemática en la Universidad de El Salvador (UES), siempre busqué la manera de mantenerme activo con la música y literatura. Pertenecí a un par de ensambles, orquestas, bandas y varios talleres literarios. Todos fueron proyectos que aportaron mucho a mi formación. Al menos hasta este momento, no me arrepiento de ninguno. Pero volviendo a mi vida académica, mis prácticas docentes tuvieron dos escenarios principales: el Instituto Nacional de Santa Ana (INSA) y el Complejo Educativo Manuel Monedero. Ambos lugares dejaron muchas experiencias relevantes en mi formación como profesor; pero con el INSA había un vínculo muy especial desde mi infancia. 

Cuando apenas comenzaba a dominar mis primeras lecciones del silabario, tenía una gran fascinación por el dibujo. Me gustaba dibujar calaveras, tigres, aves, candelas, personajes de videojuegos y también caricaturas que encontraba en alguna historieta o periódico. Siempre que veía un dibujo que me llamaba la atención, me detenía a verlo, y de haber oportunidad, intentaba reproducirlo en alguno de mis cuadernos o páginas sueltas. Una de las experiencias más maravillosas de mis días como dibujante fue haber aprendido a "dibujar" monedas gracias a un compañero que me enseñó a calcarlas. 

Me sorprendió mucho lo exacto que le había quedado el dibujo de la moneda a mi compañero, así que le pregunté quién le había enseñado a dibujar. Ya por esos días yo ya tenia varios meses recibiendo clases de dibujo, pero fue mi compañero quien me inició en el arte de calcar monedas. Entonces me propuse un reto: dibujar un billete. Ese fue el primer reto que como aficionado tuve que abandonar en mi vida. En esa época, mi papá era profesor de Biología en la UES, y una amiga de la familia que estudiaba en el INSA me llevaba algunas veces a visitar al Licenciado Vásquez en su laboratorio, y otras veces, ella me iba a dejar o a traer a mis clases de dibujo; pero en una ocasión, yo la acompañé al INSA, pues ella tenía  algo que hacer con sus compañeros de clases. No recuerdo si tenía un ensayo de alguna obra de teatro, si debía recoger un libro o entregar un cartel, pero algo así era el asunto que ella debía atender.

Lo que nunca olvidaré de esa visita que hice al INSA, es lo emocionado que me puse cuando vi por primera vez el mural en la entrada de ese instituto. Le pregunté a mi acompañante si sabía quien había hecho el mural y me respondió que no. Pero para ese momento, yo no sabía qué era un mural, yo le pregunté quién había hecho "el  billete de a cinco" en la pared. Ella sonrió y me explicó que no era un billete de a cinco colones, me explicó que el billete y el mural tenían una pintura de la Independencia. Luego a ella, y a otros adultos a mi alrededor les tocó explicarme qué es la Independencia, la Libertad, quienes fueron los próceres y muchas otras cosas que habían pasado en el siglo anterior. En esos momentos no imaginé que años después, ya durante el siglo siguiente al de mis primeros dibujos, a muchas personas habría que explicarles qué eran los colones; pero ahora estoy muy seguro que ya para esos momentos muchos imaginaban y planifican la "integración monetaria".

Un par de años antes del dibujo, muchos años antes de la matemática o literatura, yo había escuchado que uno de mis tíos había muerto en la lucha por la libertad un poco antes de mi nacimiento. Entonces quizás yo ya sospechaba que algo no andaba bien. Quizás la libertad, independencia y todo lo logrado por los personajes del mural y billete se había perdido en algún momento y mi tío y mucha otra gente habían muerto al intentar recuperar o conquistar esas y otras cosas más. Aunque ya siendo más serio, y sin tanta pretención de fingir que yo era un niño de conciencia proletaria, lo que yo sentía sólo debió ser curiosidad, algo así como un capricho por un dibujo superior a mis destrezas.

El vínculo que tuve con el INSA en la infancia tuvo sus resultados en la adolescencia. El mejor de los recuerdos de esos días previos a la Universidad fue cuando incrementaron el costo del pasaje a los buses en Santa Ana, pues ese mural fue testigo de cómo mi generación se movilizó y boicoteó a los empresarios del transporte. Tuvimos valor de salir a la calle, y aunque de manera temporal, tuvimos resultados positivos. Ya en ese entonces, el mural tenía un significado muy diferente para mí, pues ya comprendía que más allá de lo bonito que se podía ver, ese mural también era horrible porque glorificaba varias mentiras. Las dudas y lo confuso de la infancia ya eran asuntos resueltos, pero las inquietudes o estaban intactas o más encendidas. 

El vínculo que tuve con el INSA en la infancia tuvo sus resultados en la adolescencia, pero la adolescencia también tuvo sus resultados académicos que fueron tan malos que no me permitieron graduarme de bachiller ni en el año, ni en el lugar planeado. Pero por esos giros que da la vida, ya estando en la UES, me tocó volver al INSA como aprendiz de profesor. Afortunadamente, el mural seguía en el mismo sitio en que yo  lo había visto durante  mi infancia y adolescencia. 

Ahora entiendo que las ganas infantiles de haber dibujado un billete de manera aceptable logré quitármelas al escribir en un cuaderno de matemática un poema panfletario que terminó siendo canción. El título de ese texto sigue siendo Proclama y ya pasó por al menos un periódico y dos bandas. 

Proclama lo inicié en un cuaderno cuadriculado mientras observaba/impartía clases de matemática en el INSA más de una década después de la primera vez que vi a los próceres en el mural.  Cuando terminé el texto, lo mostré a un amigo mientras tomábamos café en la esquina frente a la Alcaldía de Santa Ana. Mi amigo, quien ya se había graduado de la Universidad, era la persona que más conocía de literatura en mi círculo más inmediato, y entonces, después de escuchar sus comentarios tan acertados, decidí transformar mi panfletito amado en canción.  

Proclama lo musicalizamos con Represión1975, pero esa banda evolucionó a Indezoquixtia y la base primitiva de Proclama--que era una progresión andaluza sonando en un intento de crustpunk que también--evolucionó a la canción que todavía sobrevive gracias a los miembros que siguieron en el proyecto musical con nombre nuevo.

Estoy seguro que he logrado reconstruir el texto original con una precisión superior al 95% en comparación  a cómo en algún momento lo publiqué en periódico El Independiente, y con excepción de unos detalles, sé que no hay mayor diferencia con cómo lo conserva la banda en la que todavía hay dos miembros junto a los que empezamos a tocar sin instrumentos propios, sin nombre, pero con ideas todavía muy necesarias. 

Estoy seguro de que si mis amigos de Indezoquixtia no conservaran esta versión de la canción dentro de su repertorio, ahora mismo habría sido imposible hacer esta reconstrucción. Quizás ahora mismo estaría intentando dibujar un billete que ya no existe con las habilidades que ya  nunca desarrollé, o quizás simplemente estaría sintiendo nostalgia por querer recordar qué palabras o qué intentos de versos compuse para expresar algo que ahora ya no siento o pienso como antes. 

Estoy seguro que ahora mismo ya no tengo las dudas, ya no tengo la confusión de cuando fui infante, adolescente o aspirante a profesor. Por eso, me gustaría poder escribirle a la persona que yo solía ser cuando compuse Proclama para decirle: Santiago, dentro de unos años ya no sentirás ni pensarás lo mismo cuando quieras leer tu propio texto o cuando lo escuches convertido en canción.  Dentro de unos años,  lo que sientes ahora, quizás no lo sentirás exactamente con las mismas palabras pero sí con una furia mayor, porque esa furia ya habrá llegado a los doscientos años. 

 

Proclama

 

No rendiremos tributo a la bandera

No cantaremos el himno a la nación

No llamaremos héroes a los hombres

Culpables de la explotación 

 

Libertad para el capital y exclusión para el humano

es la ley de esta nación

No celebraremos la falsa independencia 

Proclamaremos el ideal de liberación 

 

15 de Septiembre de 1821

Fiesta de criollos y terratenientes

15 de Septiembre de 1821

Triunfo de curas y burgueses

 

Matías Delgado, Menéndez y Arce

Sólo defendieron sus propios intereses

Los Indigenas siguieron siendo esclavos

de la Cruz, de la Espada y el Estado

 

No existe libertad y soberanía

en esta burocracia de injustas jerarquías 

sólo existe exclusión y dependencia 

en este sistema de ambición y violencia 

 

15 de Septiembre de 1821

Triunfo de criollos y burgueses

15 de Septiembre de 1821

Fiesta  de curas y terratenientes

 

No marcharemos por las calles y avenidas

Portando banderas y estandartes

Mientras haya gente que muere de hambre





P.D.

Entre las canciones de Indezoquixtia en las que estoy implicado, esta no es  mi favorita; pero es la que tiene la historia más larga y con varios significados y recuerdos muy personales  que abarcan varios momentos de mi vida. 

(Aunque estamos a un año del aniversario 200, tengo libertad para cerrar mi texto como a mí da la gana.  Y si yo quiero en un año borraré esta parte en paréntesis)