lunes, junio 28, 2021

Algunas de las letras en pequeño de los $30 para salvadoreños que utilicen bitcoin

Si dividimos los US$150 millones del fideicomiso que el gobierno convertirá a bitcoins entre los US$30 de incentivo ofrecidos a quienes utilicen la aplicación Chivo, se puede afirmar que las proyecciones oficiales apuestan a que se registren casi 5 millones de salvadoreños como usuarios nuevos de esa criptomoneda.  Esas son buenas noticias para quienes, esperanzados en la “teoría del más tonto”, han invertido en bitcoins.  Y son mejores noticias para los que están vinculados a la empresa desarrolladora de la aplicación oficialista. Sin embargo, no son noticias tan buenas para el pueblo salvadoreño. 

 

Según Cecilia Barría, «La "teoría del más tonto" es una expresión muy utilizada en los mercados bursátiles. » y  «Funciona de la siguiente manera: puedes ganar dinero si compras una acción que está sobrevalorada porque siempre habrá "alguien más tonto" dispuesto a pagar un precio más alto.» Encontrar a ese alguien no es una labor fácil, encontrar a ese alguien en versión plural sería el sueño de muchos inversionistas de criptomonedas.

 

Los US$150 millones iniciales y casi 5 millones de posibles nuevos usuarios les darán un rato de paz a los inversionistas que están preocupados debido a que el bitcóin ha venido en picada; con la inyección de ese capital público e incorporación de nuevos clientes, lo más probable es que las acciones—de los criptoespeculadores—se sobrevalorarán generándoles la oportunidad de venderlas a un mejor precio del que pueden hacerlo sin el escenario que está montando el gobierno salvadoreño. 

 

Para los aproximadamente 5 millones de salvadoreños que conformamos el Padrón Electoral y tenemos un número de Documento Único de Identidad(DUI) al que se vinculará el bono, los US$30 nos  resultan muy atractivos. Yo mismo he tenido trabajos en los que esa cantidad significaba la recompensa de 5 jornadas de esfuerzo. En ese sentido, nuestro gobierno está jugando muy bien con las necesidades y expectativas de nuestro pueblo. Lamentablemente, en asuntos de dinero nada es gratis. 

 

Ciertamente, nadie está obligando a ningún salvadoreño a registrarse en la aplicación para recibir el bono equivalente a  US$30; pero los riesgos, costos e interés derivados del fideicomiso sí generarán una carga financiera que será obligatoria para todos los salvadoreños por una razón muy sencilla: el gobierno está comprometiendo fondos públicos para tejerle un paracaídas a una criptomoneda. 

 

En pocas palabras, todo apunta a que cada salvadoreño ha sido ofrecido como alguien que está “dispuesto a pagar un precio más alto” por el bitcoin

viernes, junio 25, 2021

Pinocho, Gato, Zorro y las monedas apagadas

Pinocho tenía cinco lingotes de oro. Gato y Zorro se los pidieron para sembrarlos en el bosque de las monedas. Le prometieron que de cada lingote nacería un árbol cuyos frutos serían monedas de oro. Pinocho les entregó los lingotes. Gato y Zorro se los llevaron hacia el bosque.

Al mes siguiente, Gato y Zorro regresaron donde Pinocho. 

-No labraste la tierra ni acarreaste agua como nosotros—dijo Gato.

-Sin embargo, te entregaremos 25 monedas—dijo Zorro.

-¡Tu tesoro se ha multiplicado!—dijeron Gato y Zorro mientras  movían sus colas frente a Pinocho.

 

A la semana siguiente, Gato y Zorro le pidieron las 25 monedas de oro para sembrarlas en el bosque de las electromonedas. Un día después de que Pinocho se las entregó, Gato y Zorro regresaron y esperaron hasta la noche para darle 125 monedas brillantes como las estrellas.  

 

Una por una cada electromoneda se fue poniendo opaca; pero a la media noche resplandecieron todas juntas, luego juntas se apagaron.

 

Gato y Zorro desaparecieron. Pinocho todavía los anda buscando para que le expliquen cómo hacer que las electromonedas brillen de nuevo.

jueves, junio 17, 2021

El bitcoin como alternativa innovadora a las remesas hacia El Salvador

Aunque las transferencias con  bitcoins  pueden funcionar como una  alternativa innovadora más fácil y barata a las remesas tradicionales, en asuntos económicos no  hay que prestarle atención solo a las bondades, es esencial evaluar el  riesgo y algunas particularidades que se agregan si se opta por esta nueva alternativa. 

 

Transferir bitcoines es algo muy fácil y rápido que se puede hacer desde cualquier parte del mundo incluso con un teléfono celular sencillo. Eso abre un panorama innovador que facilitará muchas cosas principalmente para   los salvadoreños que residen en el exterior y cobran sueldo a través de depósitos directos, también será  atractivo aunque no tan  fácil para  todos los que cobran a través de cheques, pero será algo complicado y quizás hasta inaccesible para quienes  cobran “cash”.  Lo bueno es que quien manda dinero puede elegir si le es más fácil “remesar con bitcoins” o de manera tradicional. 

 

Para remesar con bitcoins, el dinero se debe “encriptar”, lo cual en el contexto de la mayoría de los miembros de la diáspora significa “pasar de dólares a bitcoines”; pero a eso hay que agregar el costo por “desencriptar”, lo cual es “pasar de bitcoins a dólares”.  En USA, para encriptar $200, con una aplicación como CashApp, se paga una comisión(1.75%) de $3.50. En El Salvador, tengo entendido que una transacción de $20 genera un cargo de  aproximadamente $ 1 si se hace en el cajero ubicado en playa El Zonte, y un  cargo de $5 si se hace con el cajero en playa El Tunco.  Si asumimos que  $ 1 representa una tarifa fija que no aumenta de manera directamente roporcional a la cantidad  como ocurre en USA, y si de paso asumimos que eso cuesta desencriptar bitcoines y retirar en dólares, en un escenario muy bondadoso, remesar $ 100 hacia El Zonte cuesta $2.75, remesar $200 cuesta $4.50, remesar $ 300 cuesta $6.25, remesar $400, cuesta $ 8.00 desde California, remesar $500 cuesta 9.75. Parece que el bitcóin es una buena alternativa competitiva, pues si de manera tradicional, alguien remesa entre $ 100 a $500 a través de Western Union, deberá pagar $8 según un simulador que tienen en la página web de esa compañía. En pocas palabras, y por simple inspección aritmética, parece que para remesas inferiores a los $ 400, el bitcoin ofrece una alternativa más barata que una remesa tradicional si alguien va a retirar al Zonte, porque si va a El Tunco, incluso con el esenario absurdamente bondadoso de que se cobra un costo fijo por transacción sin tomar en cuenta el capital, a cada una de las comisiones hay que agregarle $ 4 y entonces la remesa con bitcóin ya no es competitiva después de $ 200, pues se pagarían $8.5. Por cierto, la cantidad  $200 la incluí porque ya para el año 2013 se reportaba que la remesa promedio hacia El Salvador andaba por los $195 y yo decidí aproximar así como también aproximé de $0.95 a $1 el costo por transacción en El Zonte, y a $5 el costo en El Tunco. Aunque es probable que en algunos casos remesar con bitcoin puede ser más barato, eso no puede ser generalizado ni siquiera al remesar hacia El Zonte a pesar de que existen condiciones y proyectos de laboratorio para promover el uso de esa criptomoneda.  

 

El asunto de remesar con bitcoines va más allá de los costos por encriptar y desencriptar, el problema es que la cifra que se remesa es inestable. Aunque el valor del dinero(de eso no escapan ni los dólares) cambia prácticamente desde que salimos de nuestras casas hasta que llegamos a un cajero, con el bitcoin el asunto es más dramático, pues no solo puede cambiar el valor, sino también la cifra que el beneficiario espera recibir en dólares. Por ejemplo, si viernes por la mañana—después de pagar por encriptar—alguien remesa el equivalente a  $ 500, es muy probable que viernes por la tarde el beneficiario de la remesa pueda retirar—sin incluir los costos por desencriptar y retirar— el equivalente a $499.95, $498.1, ó $ 500.05, ó $ 501.90. Esas variaciones, por la naturaleza del bitcóin, son imposibles de controlar, y aunque las variaciones se pueden más o menos predecir, acertarle a la tendencia de ganancia o pérdida es difícil incluso para alguien familiarizado con gráficas exponenciales, logarítmicas, puntos de inflexión y otras cosas que son útiles—pero no definitivas—para entender hacia dónde van las tendencias económicas que pueden impactar con más fuerza a algo tan débil como el bitcoin. 

 

Es cierto que al remesar de manera tradicional se corre el riesgo de que la cantidad remesada  puede alcanzar para pagar menos o más cosas que lo presupuestado porque los precios  siempre varían en el mercado; sin embargo, la cifra es estable.  En pocas palabras, si al beneficiario le remesan $500, $500 recibirá aunque esos $500 no  le alcancen para lo mismo que $500 le alcanzaban el mes anterior; sin embargo con el bitcoin, al tema del valor del dinero hay que sumarle el riesgo derivado de que la cifra equivalente en dólares también varía de manera muy dramática en lapsos muy pequeños de tiempo. Literalmente el valor del bitcoin—y su cifra equivalente en dólares—varía de manera significativa desde  que alguien es el último en una fila hasta que ya finalmente está frente al cajero. Es decir que cuando alguien es el último en  la fila a lo mejor piensa que tiene el equivalente a $500, pero ya al estar frente al cajero puede tener más o menos como en los ejemplos hipotéticos del párrafo anterior. Y  esa variación puede ser en centavos en un día regular, pero también pueden ser de hasta más de 5 dólares en un día con una caída como la que provocó Elon Musk al anunciar que Tesla  no aceptará bitcoins. El riesgo será proporcional al capital encriptado. 

 

Aunque las transferencias con  bitcoines  son innovadoras,  no son fáciles para todos. Aunque si  pueden ser  baratas, eso únicamente aplica para rangos por debajo de la remesa promedio y en condiciones especiales. Esos pequeños detalles sin mencionar el conflicto de la cobertura, pues  de momento solo hay dos cajeros en El Salvador, y aunque pusieran un cajero por cuadra, alguien tiene que pagar los costos porque los cajeros funcionan con electricidad y no por fotosíntesis.  Eso sin mencionar que el bitcoin es insostenible porque genera demasiado gasto energético, eso sin mencionar la inestabilidad del bitcoin vista con los ojos del premio nobel Robert J. Shiller, quien predijo el estallido de la burbuja de los bienes raíces en USA y opina que esta moneda lleva el mismo rumbo.

 

No sé cuales son las condiciones bajo las que el gobierno salvadoreño negoció la creación o tropicalización de la app que funcionará en nuestro territorio; pero para evitar sorpresas, antes de elegir  transferencias con bitcoins, las personas involucradas en remesas también deberían informarse con fuentes que no sean únicamente los discursos de funcionarios y criptoevangelísticas porque hay cosas esenciales sobre las que éstos dicen poco o nada.  A la hora de tomar decisiones financieras hay ver con el cerebro, no sólo con los ojos y casi nunca con el corazón. En asuntos económicos es más importante considerar las letras pequeñas que los encabezados publicitarios, porque cuando hay dinero, hay que ver con el cerebro, porque cuando se trata de negocios, hay que entender que muchos riesgos o beneficios esenciales no se ven de manera tan fácil porque “lo esencial es invisible a los ojos”. Lo bueno es que remesar con bitcóin se trata únicamente de una opción, una opción que a partir de mi propio conocimiento no recomiendo al menos que alguien tenga dólares bajo amenaza de ser congelados y necesite hacer un par de maniobras para limpiar lo más que se pueda, es algo que no recomiendo al menos que alguien necesite borrar registros de actividad financiera para “Que no quede huella que no y que no. Que no quede huella”. 

sábado, junio 05, 2021

Las fichas de la Finca Nostra entre unos ceros.


Con unos cheros hemos guardado nuestro tesoro en varios lugares. 

Tenemos unas cuentas en bancos nacionales, 

unas en el extranjero. 

Unos milloncitos por aquí, 

unos milloncitos en algunos paraísos fiscales.

 

Pero hay malas lenguas que nos acusan de actividades sospechosas.

Así que para asegurar que no congelarán nuestros dólares,

y para evitar otras sanciones,

mejor encriptaremos el fruto de nuestras sombras.  

 

Con unos cheros estamos dispuestos a pagar algunos fees para no perderlo todo.

Con unos cheros incluso recibiremos aplausos, 

y a los que ladren, 

les recuerdo que también están incluidos entre los bienes de la finca nuestra, 

la finca que seguiremos empeñando con las facilidades más novedosas del mercado

Venga amor, 

le tenemos ríos

Venga amor, le tenemos madera

Venga amor,

le tenemos sangre.

Venga amor,

si bien es cierto que nos falta liquidez, 

aquí nos sobran espejismos.

 

Aunque hay buenas lenguas que dirán que estamos dando cátedra a todas las naciones,

si unos aplauden,

si unos ladran, 

esos no importan;

nuestras divisas ocultas entre los unos y entre los ceros brillarán como cuando fueron líneas blancas trazadas entre los cristales.