YO, TÚ, ÉL
En
su vocabulario no había árboles
ni
flores...
En
su vocabulario no había pájaros.
Sólo
sabía lo que le habían enseñado:
matar
a los pájaros,
y
mató a los pájaros,
odiar
a la luna,
y
odió a la luna,
tener
un corazón de piedra,
y
tuvo un corazón de piedra,
a
gritar: “¡Viva lo que sea!”
“¡Abajo
lo que sea!”
“¡Muera
lo que sea!”.
En
su vocabulario no había árboles,
en
su vocabulario no había
tú
ni yo
porque
él debía matarnos
a
ti y a mí.
Sólo
sabía lo que
le
habían enseñado:
matarte a ti y matarme a mí.
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