Estoy triste, este día han asesinado a un gran hombre, un maestro, un amigo, un hermano. Le sobreviven su madre, María siempre virgen, sus discípulos y los que se lucran de su sangre. Su paternidad siempre fue disputada entre un ave y un carpintero; Él siempre se sintió hermano de todos: de los adúlteros, de los ladrones, de los leprosos, de los corredores de bolsa, de los buenos hombres y de las mujeres de vida alegre.
Sólo en mi pueblo le he visto morir cuatro veces. Tuvo cuatro cruces, cuatro urnas y cuatro entierros; santos según dicen. Un amigo me ha dicho que también vio su cadáver en otro santo entierro. Entonces son cinco cruces. Él mismo ha muerto una vez en cada una de las cinco cruces; le han azotado cruelmente equis veces equis por cinco veces; al menos eso sé hasta este momento.
Nació hace como cuatro meses pero tenía treinta y tres años. Ahora llueve y Él duerme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario