sábado, mayo 21, 2011

Post del fin del mundo

I

El fin  del mundo es un fin que en verdad no duele. La última vez que se acabó el mundo también colapsaron las computadoras. La última vez que se acabó el mundo, fue el fin de la civilización, fue el fin de la humanidad, fue el fin de lo que tanto amamos y lo que no se ama. El último fin es el que fue en el año 2000. El 6 de junio del 2006 también se acabó, pero con menos escándalo; o nació el anticristo, no recuerdo. Tantas veces ha acontecido el fin, que ya se volvió aburrido que el mundo se acabe una y otra vez. El fin está cerca, ya viene el fin, viene pronto. Cuando sea el rapto de la iglesia, este carro quedará sin conductor.

El mundo ha acabado tantas veces que me confundo, no sé si esto es un remake  del mundo o una copia  no autorizada del mundo. Ciertamente, si hay que hablar de finales, el fin de humanidad hay que ubicarlo en el preciso momento en que Joe Cocker interpretó With a Little Help From My Friends en Woodstock 69. Ese año es la cumbre de todo lo que ahora se imita, ese año fue el final de lo que pudo considerarse nuevo. Ese año es el punto de inflexión de la historia contemporánea, de las tendencias urbanas, ese año se agotaron las ideas . Ese año fue el fin de todas las esperanzas, o empezaron a morir; da igual, fue el fin del mundo y el mundo es grande, y mundo es una palabra más extensa que fin, y fin es una palabra con menos letras que muerte, pero  es igual o más dolorosa para algunos oídos entre los que están mis oídos. Fin. Muerte.

1969 es el punto de inflexión de la historia; y según se ve la gráfica no va hacia arriba. La voz de Cocker es el fin de 1969. Oírlo cantar  Whit a Little Help en otras ocasiones es aburrido, la interpretación del 69 es irrepetible, pero de cierta forma cada vez que la volvió a cantar fue de nuevo el fin; pero un fin aburrido, no un fin tan bello como aquel de 1969.

II

El fin  del mundo, es un fin que en verdad no duele. Sin embargo es aburrido que  ocurra una y otra vez ese fin.  Pero a veces es gracioso;  no como ese fin que tanto se  repite y tanto duele.

El mundo acabó también cuando yo era muy pequeño.  Yo era un  párvulo según recuerdo. Hubo un eclipse y mis vecinos eran profetas  y los reporteros eran profetas, y los adultos eran profetas y todos sabían que era el fin. Ese fin fue bello, poco después del  mediodía  fue de noche. Todo estaba oscuro, a mí me daba miedo la oscuridad, pero esa vez la oscuridad fue tan bella y tan extraña que no podía permitirme el miedo, no me lo permití, y fue como debía ser: un juego. No de otra manera, simplemente fue bonito. Los perros aullaban, y las gallinas no aullaban pero también estaban confundidas como los gallos, y había que estar en familia y había que rezar. Todos sabían que era el fin e inducían al miedo. Al miedo no le di lugar, al menos no tanto como para impedirme salir a la calle para disfrutar de una noche breve. El loco del vecindario gritaba, las abuelas rezaban el rosario. Era de día, pero estaba oscuro.

Los hijos de los vecinos tenían mi edad, y  escapamos un rato hacia la calle , no sé si todos, pero al menos yo y quizás algunos niños más; no lo tengo tan claro y aveces me angustía y a veces no me importa. Si alguno se escapó conmigo, espero que haya sido Luis Fernando. Debió ser él, seguro y no pudo ser otro ¿Luisito, vos saliste a la calle verdad? Debí preguntárselo alguna vez,  pero desde el fin de Luis Fernando ya pasaron diez años.

jueves, mayo 19, 2011

De los artistas que tanto se aprende

Durante los días de ensayos siempre ocurren cosas que no se olvidan y que tienen demasiada trascendencia como para no echárselas a la bolsa. En estos días me ha tocado trabajar con una alineación de niños de entre 8 a 10 años. No todos tienen guitarras adecuadas, pero eso no es problema. Me sorprenden lo buenos que son y lo rápido que avanzan. Hace unos 7 años me tocó trabajar con un niño en clases particulares, y con él inicié el método que ahora utilizo; lamento que en esos momentos por hacer trabajo independiente no tenía la oportunidad de involucrar a mis alumnos en situaciones de concierto de forma real. No fue tiempo perdido, fue tiempo necesario para formar lo que ahora son las bases de la metodología que rige mi trabajo con niños.

Fernando, que es el primer niño con el que inicié mi trabajo en Bellas Artes, es perezoso con las actividades físicas. Creo que es un detalle muy bonito que sea así; las energías que cualquiera de su edad gasta para saltar o para golpear son las que el usa en su actividad intelectual. Es muy bueno en inglés, en matemática, y en cualquier materia. Lo mejor es que es músico de forma instintiva y sabe seguir instrucciones. Es un artista privilegiado, sabe buscar las melodías que estudia para guitarra en un teclado y sabe entonarlas con o sin instrumento. Es -como todos mis alumnos- exigente con las afinaciones. Lo quiero demasiado, también es muy amigo; me conoce y me entiende; sé que lo mismo podría decir él de mí. Y no tengo miedo que algún día diga lo contrario. Es sincero y cuando cambie de profesor sé que ambos tendremos la madurez para saber qué fue bueno y qué no lo fue.

Durante un ensayo Fernando me conmovió un montón, estaba él junto a un niño que lleva unas cuatro semanas en clases y obviamente yo estaba con ellos. Al niño que recién inicia, yo le comentaba que tocar en público es más fácil que tocar para mí. Estaba convenciéndolo de tocar el día del  fin del mundo en el Teatro de Santa Ana pues tendremos una presentación de los alumnos de la Escuela de Bellas Artes . Como todo artista ante su primera presentación, dijo que tenía miedo de equivocarse. Le respondí que no debía tener miedo. Le dije que yo sí conozco las obras y que el público no; le dije que me convenció a mí, y que más fácil será convencer al quienes estén frente al escenario, y recalcó que temía equivocarse porque todos lo verían. Fernando que me conoce y conoce a los que tienen su edad, dijo: Es verdad, tocar en el teatro es fácil, si te equivocas nadie se da cuenta; y cuando te equivocas frente al profe te regaña. Fernando y yo reímos. Tiene un sentido del humor lindo, y un sentido de reclamo con una elegancia envidiable. Admiro a Fernando. Fernando disfruta lo que hace sin poses y sin angustias. 

Por si fuera poco, ese mismo día salí a conseguirle un borrador a otro de los niños. Y como no había clase de dibujo, antes de ir al salón de dibujo a autoprestarme uno, fui donde las niñas de ballet. Pregunté en voz alta si alguien me prestaba un borrador; Regina, del cuerpo mayor de ballet respondió: Santi, no tenemos. Aquí no se cometen errores.

Me alegra que el 21 de mayo se acabe el mundo o la humanidad o lo que tenga que acabarse. Preparar el concierto de ese día ha sido bonito. No estarán todos los que yo quisiera, tendré una ausencia irreparable antes, durante y después de esa presentación. Duele, y duele el pecho y no puedo evitarlo; pero a la par tendré a Fernandito para recordarme que debemos saludar al público.

martes, mayo 10, 2011

Si algún sentido tiene el concepto
patria, hay que buscarlo en las madres
de este país… Ellas son, sin duda
la patria ofendida”.
                                       
                              Italo López Vallecillos

Mamá querida. Oración por todos.
Llena eres de gracia como las primeras lluvias
que originan las primeras milpas.
Vendedora de los mercados. Mamá comprando
botellas de puerta en puerta. De zaguán
en zaguán. Mamá puta. Mamá corriendo por las calles
con los policías detrás. Mamá como son las cosas
cuando son del alma. Buscadora de tesoros
en los basureros.
Mamá viajando en tren con grandes canastos
de frutas maduras. Mamá estupenda.
Mamá con cara pintada de arco iris.

Cortadora de café.
Mamá que recoge flores en los caminos
para ponerlas en floreros de hojalata.
Mamá constante. Mamá enferma.
Mamá Virgen María madre de Dios.
Nombre sagrado como los venados o los volcanes.
Mamá de velas encendidas al Santo Niño de Atocha
y a San Antonito lindo. Mamá por esas calles
oscuras.
Mamá de la Unión de Pobladores de Tugurios.
Vendedora de atol shuco y semita de piña. Mamá
desfilando por las calles con pañuelitos
de papel periódico
para cubrirse del sol ardiente. Mamá
y su bolsa de frijoles fritos
y tortillas. Mamá vergona. Mamá descalza.
Mamá trabajadora. Mamá lista para salir corriendo
por siay balazos. Jornalera del algodón bajo el sol
agrario de la costa.
¿En dónde estás? ¡Hola mamá! Mala madre.

Arrurrú niñito que tengo quiacer. Día tuyo.
Día muerto de hambre. Mamá suplicadora
para que suelten a mi hijo,
él no les ha hecho nada.
Mamá en la morgue. Mamá mía. Mamá buscando
entre los muertos. ¡Cállese vieja puta!
Mamá voy a regresar tarde, pero no se sabe.
Mamá Virgen María a secas. Mamá diciendo
es el cuerpo el que me tiembla, no el espíritu.
Un día primero Dios has de quererme un poquito,
yo levantaré un ranchito donde vivamos los dos.
Mamá devuelvan el cadáver de mi hijo.
Mamá hombre.

Mamá padre, mamá abuela, abuelo. Mamá, mamá.
¡Tu madre!
Buenos días mamá. Buenos días universo entero.

Manlio Argueta

miércoles, abril 27, 2011

Y sí amigo
te llamo amigo
con el placer que puedo decirte buenas noches
con el ánimo y la gracia de decir es la luna
es la luna
amigo
no lo quiero decir
pero se terminan las horas
y el tiempo no existe
y lo sabes
y en el tiempo que falta
no serás una sombra
menos una silueta
un nombre o muchas palabras

Y sí
amigo
que sea la sonrisa
o vete
amigo
sé que esto siempre fue lo que es ahora
y mañana no importa
ahora y mañana estarán estas lágrimas
y si quieres golpearme
elije una mejilla
yo
ya he elegido el puño
y sí
amigo
y sí cabrón
te lo devolvería
y no hablaré de estatuas
ni de tu voz que es un alfil
un alfil/un revolver/ un ave

Y sí amigo
la sonrisa o el hasta siempre
y sí amigo
sé que esto sigue siendo lo mismo
y la luna será la misma luna de antes
y también será otra
también es otra
y sí
amigo
y sí
me repetiré tu sonrisa
hasta mi propio vete

viernes, abril 22, 2011

Muerte en representaciones múltiples y de alguna forma monótonas en un día con lluvia

Estoy triste, este día han asesinado a un gran hombre, un maestro, un amigo, un hermano. Le sobreviven su madre, María siempre virgen, sus discípulos y los que se lucran de su sangre. Su paternidad siempre fue disputada entre un ave y un carpintero; Él siempre se sintió hermano de todos: de los adúlteros, de los ladrones, de los leprosos, de los corredores de bolsa, de los buenos hombres y de las mujeres de vida alegre.

Sólo en mi pueblo le he visto morir cuatro veces. Tuvo cuatro cruces, cuatro urnas y cuatro entierros; santos según dicen. Un amigo me ha dicho que también vio su cadáver en otro santo entierro. Entonces son cinco cruces. Él mismo ha muerto una vez en cada una de las cinco cruces; le han azotado cruelmente equis veces equis por cinco veces; al menos eso sé hasta este momento.

Nació hace como cuatro meses pero tenía treinta y tres años. Ahora llueve y Él duerme.

domingo, abril 17, 2011

I

Es abril una llama donde enseñas tus temores
donde descubres que los caminos son absurdos
cuando nadie te espera en la distancia
Abril es un pretexto para el Job que agoniza en tu tragedia

Por eso deseas cerrar los ojos bajo la tierra
bajo la misma que produce sólo cardos
bocas que te insultan uñas que te hieren
ojos que te odian
Buscas con eso guardar tu alma de las escupidas
de las esperanzas pisoteadas de las estatuas sangrantes
de los bosques incendiados
Es tu única manera de evadir la maldad de los humanos
caer hundirte en el polvo sentir el frío de los minerales
y decirle a Dios aquí está tu espantapájaros
Sólo a tu Espíritu no he de ahuyentar
Sólo a él dejaré posar en mi cabeza
en mis hombros en mi corazón de paja

He aquí el actor maltrecho sobre el escenario del campo
sobre los huertos requemados
He aquí que hoy desmayo doblegado por picos y garras
Mira mi zacate sangrante las varas de mi costado
de mis brazos de mi columna de mis pies que hace tiempo desmembraron las lluvias
Mírame descoyuntando por los vientos
agostado por el sol podrido por el rocío de la noche
apesadumbrado por la luna atacado por los perros
Mírame ¡oh! Labrador
Siempre están abiertos mis brazos para abrazarlos calendarios
sin embargo el tiempo y su gente me rechazan
las aves de rapiña me desgarran
los hombres me convierten en el blanco de sus perdigones
Un letrero han colocado sobre mi cabeza
“Desahogue su violencia
en este rey de los tontos”
Por eso te pido que no admitas que se ensañe con mi rostro
mucho menos que me quemen
Mis ceniza sufriría en los caminos las pisadas de los muertos
Permíteme cerrar los ojos y hundirme en los surcos
Quizás brote de la entraña de la tierra un hombre verdadero
un hombre reconciliado con los pájaros con los bosques
un hombre cuya carne sea amiga de la lluvia
del sol y los vientos de la noche y la luna
del rocío y los caminos
un hombre que te sirva para producir más espantapájaros
un hombre que comprenda que es sentirse solo
sentado sobre ceniza en medio de los tuyos lapidado por todos
“Oh” mírame Te repito que dejaré posar en mi corazón de paja
el pájaro de tu Espíritu
Esa es la garantía de que al hundirme en la tierra
que al participar de la muerte que redime
he de levantarme moldeado contra todas las angustias
contra todas las penas contra todas las soledades
contra todos los egoísmos
y he de ver a los hombres como tú los miras
Es mucho mi cansancio
No puedo desempeñar mi oficio de espantajo
Estoy débil Mi fuerza ha claudicado
Llévame al río oculto de la muerte
Trasvásame a la carne que no muere y levántame al tercer día
para que baile en tus sembrados
para que me extasíe con tus nuevas estrellas

Julio Iraheta Santos, Los espantapájaros.