Muy seguido a Nietzsche le da por ponerse de acuerdo con la biblia, así como de igual forma coincide con trozos de una verdad universal diseminados en culturas y tradiciones que son hasta antagónicas.
“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término de la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada” está escrito en Santiago 1. 2-4 mientras que Nietzsche dice: “Lo que no me aniquila me hace fuerte" . Esto está en la sentencia 8 del libro Cómo se filosofa a martillazos. En esencia, dicen lo mismo; uno en un aforismo muy directo como todo buen aforismo, y el otro en un versículo muy silogístico y no tan parabólico. Eso sí, en lo que he citado de cada uno, es evidente que es más valiente Santiago y más sobrio Nietzsche.
Es bonito ser testigo de cómo dos seres afirman una misma verdad cuando el sentido común puede unicamente subrayar que son distintos, y que por sus diferencias los puntos de concordancia son nulos. Cada uno con sus propios medios y en su propio contexto deja claro que de la adversidad se debe sacar aprendizaje.
Nietzsche y Santiago son puntuales, y ambos tienen actitudes fiscalizadoras. Esa y otras actitudes los hace ser tan iguales, y cosas muy obvias los hace ser muy pero muy diferentes. Nietzsche no divaga en comparación de los que le antecedieron en cuestiones filosóficas, es muy puntual; Santiago tiene la misma característica desde la extensión de su libro hasta la precisión de cada versículo y de cada palabra. Santiago, de alguna forma, es de los escritores que mejor resumen todos los libros, historia y convicción del cristianismo primario. Escribo de los mejores, pero pienso el mejor. Por su parte Nietzsche depuró-hizo el proceso de corrección y resumió-siglos de pensamiento humano que lo antecedieron; por eso me gusta pensar en él no como filósofo; para mí, Nietzsche él es el editor de la filosofía.
Nietzsche y Santiago son puntuales, y ambos tienen actitudes fiscalizadoras. Esa y otras actitudes los hace ser tan iguales, y cosas muy obvias los hace ser muy pero muy diferentes. Nietzsche no divaga en comparación de los que le antecedieron en cuestiones filosóficas, es muy puntual; Santiago tiene la misma característica desde la extensión de su libro hasta la precisión de cada versículo y de cada palabra. Santiago, de alguna forma, es de los escritores que mejor resumen todos los libros, historia y convicción del cristianismo primario. Escribo de los mejores, pero pienso el mejor. Por su parte Nietzsche depuró-hizo el proceso de corrección y resumió-siglos de pensamiento humano que lo antecedieron; por eso me gusta pensar en él no como filósofo; para mí, Nietzsche él es el editor de la filosofía.
De las similitudes y cosas antagónicas de estos dos escritores, lo que creo más digno de atención es este asunto: ambos rigieron sus vidas por la convicción. Ambos se dejaron guiar por lo que creían. Uno de ellos siempre tuvo adelante el verbo creer; mientras que el otro siempre fue guiado por la sospecha.
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